“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras,
lleno de experiencias”
Así, con estos maravillosos versos, nos habla Kavafis del camino, de la búsqueda, del eterno viaje para encontrar y, sobre todo, para encontrarse. En este curso que despedimos hemos querido rendir tributo al viaje y, sobre todo, a los Huertanos por el mundo: nuestros alumnos y alumnas que un día decidieron salir de su zona de confort y vivir experiencias magníficas y enriquecedoras, esas que queremos transmitir en infantil, cuando se quedan a dormir en el cole, en el primer ciclo de Primaria, donde por primera vez duermen fuera de casa sin sus padres, o nuestros viajes y salidas a Marruecos, País Vasco o Alemania, y también con todas las actividades y vivencias de nuestro día a día.
Hace tiempo que descubrimos que mostrando a nuestro alumnado la realidad del mundo que, por desgracia, no siempre es amable, podríamos enseñarles que con un poco de implicación, todos podemos aportar para cambiarlo.
Pero no solo se viaja haciendo kilómetros: también es importante viajar hacia dentro, buscándonos a nosotros mismos y tomando, cuando es necesario, el camino más largo el que, como decía Kavafis, está plagado de experiencias y aventuras.
Es ese viaje interior, en el que nuestro alumnado debe encontrarse para luego mostrarse a los demás como es, sin tapujos, en el que Ítaca suele residir en nosotros mismos, un viaje muy importante en la infancia y en la adolescencia, cuando todavía estamos construyendo nuestro timón y arriando nuestras velas.
Ese viaje interior zarpa de la creatividad, desde esas magníficas exposiciones en el porche de Primaria, y la necesidad de ser original y diferente, que se alimenta de vientos como el teatro de 1º de la ESO, donde se enciende la llama por el arte y las cosas bien hechas o la Liga de Debate de 4º, donde los mayores, a punto de desplegar la vela mayor y empezando a sostener sus propios timones, nos muestran que la fuerza de la palabra es una herramienta poderosísima y que es necesario saber hablar y también aprender a escuchar.
Y es precisamente en ese momento, cuando nuestros grumetes abandonan la nave para surcar sus propios mares, cuando descubrimos la importancia de estos años que han pasado a bordo de nuestro barco, en las que las familias formáis una parte muy importante de la tripulación. Justo en ese momento en el que despliegan las alas y se van a buscar su nuevo mundo, como las aves tan maravillosas con las que nos agasajasteis para la fiesta de fin de curso.
Qué alegría, qué orgullo verles zarpar en busca de su propia Ítaca. Qué satisfacción comprobar que lo harán con buenas cartas de navegación, como prueba el que dos de nuestros alumnos de E4 hayan podido hacerse con dos de las apenas ocho plazas que se ofertaban para cursar el Bachillerato Internacional.
Qué emoción verles, años después, como a Amalia Guajardo-Fajardo, Álvaro Gómez, David Izquierdo, Clara Morey, Clara Sancho… cumpliendo con sus sueños y objetivos, colaborando para hacer de este pequeño mundo un lugar más humano y justo.
Feliz viaje, y que vuestras velas os lleven donde queráis, pero siempre os traigan de vuelta, porque al final siempre llegamos a donde se nos espera.
